Cecilia Astudillo Rojas, ex alumna del IMUS y jefa del Archivo de Música de la Biblioteca Nacional
“Soy una de las pocas personas en Chile que tiene las dos especialidades: archivística y música”
Cecilia Astudillo Rojas ha desarrollado su carrera dentro de un área que podría ser calificada como poco convencional. Entre 1991 y 1995 estudió Licenciatura en Ciencias y Artes Musicales en el Instituto de Música (IMUS) de la PUCV y, prácticamente en paralelo –entre 1992 y 1996- Pedagogía en Música, sin embargo los derroteros profesionales la llevaron a especializarse en la protección y conservación de archivos musicales, algo sumamente escaso en el país.
Todo partió en Valparaíso. Ella fue quien abrió al público el antiguo Fondo “Margot Loyola” que luego se convirtió en Archivo, lugar, donde estuvo trabajando y profundizando sus conocimientos durante más de una década (del 2001 al 2012).
“Cuando llegué era el fondo documental de la Dra. Margot Loyola, sólo con el material que ella dejó allí, que es valiosísimo. Creció tanto, que llegó a ser la principal institución de Chile que preserva y difunde el patrimonio musical de Valparaíso, además de la labor de doña Margot, con varias colecciones de vinilos, discos de victrola, partituras editadas en el puerto, etcétera. Para esto tuve que estudiar archivística y soy una de las pocas personas en Chile que tiene las dos especialidades: archivística y música”, cuenta con orgullo esta ex alumna del IMUS.
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¿Dónde te encuentras trabajando actualmente?
“En el Archivo de Música de la Biblioteca Nacional de Chile”.
¿En qué consiste el cargo que ejerces actualmente?
“Soy Jefa del Archivo. Acá se albergan y difunden los manuscritos de muchos compositores chilenos, también todas las partituras y CDs que se inscriben en el área de música del Registro de Propiedad intelectual y, por otro lado, por ley, las imprentas y sellos editores tienen que entregarnos copias de todo lo que se edita en cualquier tipo de soporte que tenga que ver con música (CDs, partituras, investigaciones, etc.).
Tenemos los manuscritos del Grupo Congreso, de Leni Alexander, Juan Amenábar, y muchos más. Acá hacemos lanzamientos de discos y libros, conversaciones de estudiantes de música con compositores chilenos, conciertos, exposiciones y atendemos hasta turistas”.
¿Qué recuerdos tienes de tu paso por el IMUS?
“Las siestas en el patio de abajo (nota: la sede del IMUS está en una antigua y enorme casona del tradicional cerro Concepción de Valparaíso). El ambiente de compañerismo entre los pares. También recuerdo el susto que pasé los primeros meses en Lectura 2 con la profesora Gina Allende.
Eran tan exigente como cordial, y me decía ‘¡bien, estás mucho mejor Cecilia! Un 3, 5’ . Cuando le perdí el miedo me fui por un tubo. Y las clases con Margot Loyola: ¡únicas! Además de sus clases, fui parte el conjunto folklórico que ella formó entre 1992 y el 2012, año en que me vine a Santiago”.
¿Recuerdas algún profesor que te haya marcado en el instituto?
“René Verger y Graciela Bravo, profesora de piano. Grandes personas, con grandes corazones”.
¿Cómo evalúas la formación que recibiste?
“De excelencia en el área del folklore y de la ‘música docta’, también llamada ‘música de arte’ como si la otra música no fuera arte”.
¿Cuáles fueron las principales herramientas que te brindó el IMUS para desempeñarte hoy en el campo laboral?
“Música y danzas tradicionales chilenas y Teoría musical en general. En ninguna parte se dictó un currículo tan completo en el área de la música ‘docta’”.
¿Qué consejos les darías a los jóvenes que están ingresando?
“Que estudien mucho pero que no dejen de hacer su música”.